¿Qué fuentes usaste para informarte?
Mark Hulme, nuestro productor, tenía un equipo de investigadores expertos para rastrear todos los registros públicos y entrevistas de todo lo que tuviera que ver con Steve Jobs.
Mark, el guionista y el equipo de investigación, también se empeñaron en entrevistar a una gran cantidad de personas que o bien trabajaban en Apple o bien habían trabajado con Steve, para asegurarse de que presentáramos el retrato y relato de los acontecimientos más fiel posible dentro de los límites de una película.
¿Cuáles fueron los mayores retos a la hora de desarrollar el proyecto?
Creo que el mayor reto a la hora de trabajar con una figura pública tan conocida es intentar hacerlo bien y saber introducir un personaje que, por naturaleza, es enigmático, lo que significa que muy poca gente realmente sabía que era este hombre de verdad. Y eso incluía a personas que habían estado en su entorno durante muchos, muchos años. Era un hombre arrollador, firme y, en muchas ocasiones, voluble.
Así que el reto para un cineasta es presentar todo esto sin intentar dar excesivas explicaciones a lo que no se puede explicar, y evitar atreverse a adivinar cosas que puedan ser imprecisas. Y esa es la verdad de Steve Jobs.
Por ejemplo, en principio, uno podría suponer que él fue como fue porque era adoptado y que, a pesar de haber admitido que tuvo las curiosidades normales de un chico adoptado, siempre negó que tuviera un impacto determinante en la persona que llegó a ser. Tuvo unos padres adoptivos cariñosos y amorosos, y les adoraba y nunca vivió muy lejos de ellos. Así que creo que el mayor reto fue presentar a un personaje de forma pura y honesta, siendo un personaje que crea tantas expectativas a la hora de intentar saber quién es y entenderle; y hacer que sea entretenido e interesante y, con suerte, producir una película que dé al público una sensación de cómo era este hombre y una idea de todo por lo que tuvo que pasar y de cómo se convirtió en la persona fue.
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