Desde luego, es difícil imaginar un mundo sin las comodidades que han aportado los productos Apple y los aparatos que ha inspirado. Dermot Mulroney (Infierno blanco), que interpreta al inversor inicial de Apple, Mike Markkula, dice que se esforzó para dramatizar esa realidad en su primera escena en la película.
Es una escena en la que llega al garaje en Palo Alto que se convirtió, con el apoyo de Markkula, en el lugar de nacimiento de Apple y de la industria de los ordenadores personales.
“En la primera escena que hago, hacen que este personaje parezca realmente rico,” dice Mulroney.
“Llega en un Corvette dorado y un traje color verde dinero. Pero la mañana del rodaje estuve pensando, ¿cómo encontrarías la casa de alguien en 1977? No puedes buscar la dirección en el GPS, ¿verdad? Así que llevo una especie de librito y mapa. Ese fue mi pequeño guiño a cómo solían ser las cosas. Quería llegar a esta casa buscándola a la vieja usanza.”
Hulme dice que Jobs será recordado por su perseverancia y tenacidad, que poseía en grandes cantidades. Stern está de acuerdo. “Esta película es sobre un hombre joven luchando contra las adversidades para lograr su visión de algo que aún no existe, una idea que no existía, y no dejó de pensar en la idea durante 20 años hasta que existió,” dice el director.
Pero ningún retrato de Jobs sería completo sin explorar también el lado más oscuro del hombre. Whiteley dice que el tipo de genialidad que Jobs personificaba siempre venía con sacrificio y, en este caso, fueron las relaciones personales de Jobs las que sufrieron.
“Nunca trató de hacer daño a nadie,” dice Whiteley. “Simplemente no podías ponerte en su camino. No lo aguantaba. Si no estabas viendo lo que él veía, simplemente eras una carga. Y sí, hubo gente que se sintió herida. Amistades perdidas, relaciones arruinadas, pero si podías entender su manera de operar y encontrar tu nicho dentro de su visión, estarías ahí por un buen tiempo.”
Esa disposición a sacrificar lazos personales llegó hasta el punto de afectar la temprana relación de Jobs con su primera hija, nacida de una novia que ya había desterrado de su vida. “La abandonó durante años, y negó la paternidad incluso después de que las pruebas demostraran que tenía un 95 por ciento fiabilidad,” dice Whiteley, que dramatiza este conflicto, que da un potente efecto emocional al guión.
Stern dice que a Jobs le costaba conectar con gente en general – un rasgo que a veces hacía que a otros les pareciera despiadado.
“Era un fundamentalista,” dice el director. “Era blanco y negro, y los seres humanos son grises, están en medio, y no podía ver eso.
No podía ver los matices. De hecho, pienso que no era capaz de percibir el dolor en el rostro de las personas. No creo que tratara de ser cruel. Simplemente no creo que tuviera la habilidad de ver que esa persona estaba sufriendo.”
Un rasgo clave de la vida de Jobs que está presente en gran parte de la película es cómo se enfrentó al hecho de que sus padres biológicos lo dieran en adopción. “Steve siempre buscaba figuras paternas – siempre se sentía abandonado a cierto nivel por un padre,” dice Stern.
Quizá en relación a eso, observa Kutcher, la búsqueda sinfín de Jobs de un socio creativo en el que pudiera confiar – fuera el genio de la ingeniería Steve Wozniak (interpretado por Josh Gad), el inversor Mike Markkula (Mulroney) o el virtuoso del marketing John Sculley (Matthew Modine).
“Los tres representan diferentes aspectos de eso y, a lo largo del camino, no funcionó con ninguno de ellos, por ponerlo de forma diplomática,” dice Kutcher. “Todos nos pasamos la vida buscando socios para hacer cosas geniales y, como una especie de constante en esta película, tienes a un hombre que quiere crear algo, que quiere cambiar el mundo, que quiere marcar una diferencia y está buscando un socio para hacerlo.”
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